Me toma de la mano con un cuento que ella ha elegido y busca un lugar cómodo para sentarnos.
Ella abre la primera página. Yo empiezo a leerlo o a traducirlo (si está en alemán) resumiendo ideas del texto superficialmente y me frena (!)
No, mamá- me dice!
Sólo quiero que conversemos las imágenes…
Fascinada empieza a describir lo que ve (siempre en español lógicamente) y para mayor sorpresa me entero que ella ya lo ha leído y sabe el final y me tranquiliza cuando hay partes de conflicto.
No pasa nada, mamita, tranquila – me dice.
Seguimos leyendo y aprovecha de sentirme cerca, relaja su cabeza en mi cuerpo y describe las imágenes que ella quiere y decide en español.
De esta manera veo yo qué palabras van apareciendo en su mundo cognitivo y sé cuáles debo ir enseñándole según su desarrollo. Me preocupo de seguirla en su mundo en alemán, aprendo el alemán que corresponde a su nivel cognitivo actual en el Kindergarten y socializo con la gente de ese entorno.
De esta manera ella va asociando armónicamente los dos idiomas.
En casa sigue papá con este mismo método conversando y jugando en croata, nuestra tercera lengua.
Sólo un par de minutos al día y logramos el equilibrio de estas tres lenguas. El resto es la actitud, la filosofía de vida que implica mi método de enseñanza de lenguas en confrontación.
Una bella forma de trabajar los idiomas sin presión, apuro, con juego y al ritmo de los niños sin necesidad de libros bilingües, material bilingüe ni grupos de juegos.
En casa tenemos los medios y recursos necesarios. No lo olvides. Sólo en ti está la llave para el éxito de la educación de lenguas maternas, originarias.